En noviembre de 1992 desaparecieron tres niñas en la localidad valenciana de Alcácer. Toda España se volcó para intentar encontrar a las niñas y programas como ¿Quién sabe dónde? batieron récords de audiencia. 75 días más tarde aparecieron los cadáveres en un paraje perdido en la montaña valenciana. Un volante médico a nombre de Enrique Anglés permitió localizar a los presuntos culpables: su hermano Antonio y Miguel Ricart, un amigo de la familia, ambos con antecedentes.
Anglés consiguió escapar y todavía está en paradero desconocido. Ricart fue condenado y acabó saliendo de la cárcel hace pocos años gracias a la doctrina Parot. El caso estuvo envuelto en mucha polémica y había teorías alternativas sobre la autoría del crimen. El padre de una de las niñas asesinadas tuvo el apoyo de muchos españoles para intentar esclarecer los hechos pero finalmente sus investigaciones no fructificaron.
Cuando Ricart salió de la cárcel no se supo nada más de él. Hasta ahora. Ha sido identificado en una casa okupa de Madrid a la que había acudido la Policía por los constantes conflictos y malestar que provocan entre los vecinos. Unos vecinos que están viviendo un infierno mientras el Frente Popular protege a Ricart y otra gentuza que pulula por ahí. Él posiblemente sea el que peor historial criminal tenga pero otros no le andarán lejos.