El aquelarre feminista que se vivió en Madrid el pasado 8 de marzo fue muy discutido y con razón. Unas 140.000 mujeres llenaron las calles de Madrid, en plena pandemia, sin usar mascarilla y sin respetar las distancias de seguridad. El Gobierno del Frente Popular no tuvo la valentía de prohibir la concentración y no acordó el estado de alarma hasta una semana después.
Pronto se supo que las manifestaciones feministas del 8M, la de Madrid y la de otros puntos de España, se habían convertido en un "infectódromo". Muchas fueron las mujeres que participaron en ellas que resultaron ser contagiadas de Covid-19 y que, a su vez, contagiaron a personas de su círculo que, a su vez, también contagiaron a más gente, creándose una cadena infinita cuyas consecuencias aún acarreamos.
Ocho meses después y en plena segunda ola, la irresponsabilidad de los colectivos feministas no tiene límites y quieren organizar un nuevo aquelarre feminista, llenando las calles de las principales ciudades de nuestro país. "No hay restricciones para el feminismo", alegan para justificar que el próximo 25 de noviembre, a las 18h de la tarde, llenarán las "plazas de los barrios de la Comunidad de Madrid". Poco les importa que 40.000 españoles resultaran contagiados entre que Pedro Sánchez alentó a acudir a la concentración del 8M y hasta que acordó el estado de alarma.