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miércoles, 17 abril 2024

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Soy Leyenda, de Richard Matheson

Un pueblo cualquiera en el desierto de los EE.UU. No importa el lugar, la plaga asola la Tierra. El Mundo solo es polvo seco, y los muertos son sus dueños silenciosos y espectrales. Para los supervivientes del Holocausto de la Humanidad, la soledad es el único consuelo, porque estar acompañado significa la muerte.

Inicio de Soy Leyenda

Robert Neville no ha caído aún: el ejército de vampiros que se ha adueñado del Mundo aún no ha podido con él. Cada noche, enjambres de chupadores de sangre se reúnen alrededor de su casa e intentan violar su hogar y su carne, convertirle en uno de ellos. Pero todo es inútil. Neville sabe.

El último hombre vivo es consciente de que los ajos y los símbolos religiosos alejan a los vampiros, aunque de momento desconoce el motivo. Éstos, impotentes ante su impulso de sobrevivir, buscan socavar su voluntad, provocar su hundimiento moral. Neville es un hombre torturado y lo saben. Los cuervos acechan.

También cada noche, observa al enjambre de muertos vivos a través de la mirilla de la puerta, observa a sus mujeres insinuándosele, a los hombres amenazándole, y a su mejor amigo, Ben Cortman, gritándole, retándole cada vez: “¡¡Sal, Neville!!”. Robert ahoga sus penas en alcohol, y a pesar de su embriaguez nocturna, los vampiros no son capaces de entrar. Inútiles espectros… ¿a esto se ha visto reducida la Humanidad, no hay nadie más vivo… a hordas de animales sedientos de sangre? Desesperación.

Soy Leyenda, de Richard Matheson

Soledad de Robert Neville

Cada día repara los desperfectos que la horda de no-muertos provoca en las paredes de su casa, y conduce el coche para buscar artículos de primera necesidad. No tiene que hurgar mucho: de día Neville no ve un alma por las calles, puede coger lo que desee. Pero Neville solo anhela compañía.

Su esposa, Virginia, murió infectada al igual que su hija, Kathy. Ninguna leyenda de la tradición vampírica vino a morderlas desde las páginas de un libro: poco a poco, su salud comenzó a resentirse, sus cuerpos a paralizarse… y finalmente sobrevino la rigidez. Y se fueron, dejando a Neville en la soledad más aterradora. Nada le queda ya, salvo su determinación y su whiskey. Bendito whiskey… ¿qué haría sin el, cómo olvidaría, cómo negaría?

Soy Leyenda: la forma de sobrevivir

Cerca de la desesperación total y del suicidio, encuentra por fin la forma de sobrevivir: necesita creer que hay una solución, una cura para el Mal, así que comienza una serie de experimentos médicos. Tiene que conseguirlo, ha de curar. La documentación está a mano: nadie le pedirá el carné de la biblioteca, y las librerías especializadas están a su entera disponibilidad. Los materiales necesarios puede conseguirlos abriendo la puerta de cualquier comercio. Mientras vuelva cada tarde a su casa, mientras que antes de que la luz del Sol comience a hacerse débil Neville cierre la puerta de su casa, todo irá bien. Pero siempre hay imprevistos.

Poco a poco, Neville va descubriendo las claves del Mal, y comparando sus hallazgos con la tradición vampírica conocida en forma de libros o relatos orales. Neville poco a poco comprenderá. Y ya no temerá.

El autor de Soy Leyenda

Richard Matheson nació en Allendale (Nueva Jersey), el 20 de febrero de 1926, y es licenciado en periodismo y escritor de fantasía. Sus obras más conocidas son: “Nacido de hombre y mujer”, “Soy leyenda”, “Las playas del espacio”, “El tercero a partir del sol”, “El hombre menguante”, “La casa infernal”, “En algún lugar del tiempo”, “Más allá de los sueños”, “El último escalón” y “Pesadilla a 20.000 pies y otros relatos insólitos y terroríficos”. También destacó como guionista en la serie de terror estadounidense The Twilight Zone (La dimensión desconocida).

Booket publicó en abril del 2006 la nueva edición en bolsillo del clásico de ciencia ficción y terror de Richard Matheson titulado Soy Leyenda (I’m Legend), que salió a la venta por primera vez en 1954 en los EE.UU., aunque este libro no es precisamente nuevo en nuestro país: Minotauro lo publicó ya en castellano por primera vez en 1960. La novela, de 180 páginas en esta última edición en bolsillo de Booket, es una novela corta o un relato largo, como el lector prefiera.

Se lee sin problemas en una tarde, y da una visión relativamente nueva del mítico fenómeno vampírico, aunque no sea ese su principal leitmotiv. La novela de Matheson ahonda sobre todo en conceptos familiares como la soledad y el concepto de “vida”, pero principalmente trata sobre la “normalidad”: en un mundo de monstruos, el humano, más específicamente el último humano, es la auténtica bestia, la aberración, lo “anormal”, susceptible de ser perseguido y extinto.

Robert Neville, el protagonista, es un ser humano, el último, agobiado por la culpa, la soledad y la impotencia, cuya mente pasa por diferentes fases, como lo haría cualquiera de nosotros. Pasados los primeros tiempos, dominados por la cólera y el miedo por la muerte de su esposa e hija, Neville se centra en su supervivencia sin desearla demasiado, sencillamente, no sabe que hacer con ella. Cada noche está apunto de entregarse a sí mismo a los vampiros, de acabar con todo, pero la misma rabia y sed de venganza le sostienen. Y, porqué no decirlo, la esperanza de hallar una cura contra el Mal. Nuestro protagonista analizará todas las leyendas vampíricas buscando respuestas y desmontando mitos uno a uno hasta llegar al centro del razonamiento científico previo a la Verdad.

Al principio, los vampiros se muestran como locos e impotentes espectros desprovistos de raciocinio que buscan tan solo su alimento vital: sangre. La antigua personalidad de estos seres ha sucumbido tras la muerte física, y sus cuerpos solo se mueven por una necesidad primaria: no conocen parientes ni amigos, tan solo la sangre importa. Pero Neville no solo hallará a estas débiles muestras de vampiros a lo largo de sus correrías, y su forma de juzgarles cambiará de forma radical.

El aislamiento y la desesperación

La novela es un relato post-apocalíptico, cuyo eje central es el aislamiento y la desesperación. Los diálogos consigo mismo y su soledad son constantes, pero no llegan a saturar al lector en la misma medida en que colapsan la vida del protagonista y le hacen desear en ocasiones la muerte. Uno empaliza fácilmente con Neville, poniéndose en su lugar, comprendiéndole y deseándole un final, sea el que sea, aunque “Soy leyenda” es un libro que se hace demasiado corto.

Por el día, Neville mata vampiros a la vieja usanza, con estacas, buscándolos en sus nidos como si fuesen animales. Durante el día éstos no pueden moverse, y se esconden en las entrañas de la tierra, buscando la misma soledad que atormenta a Robert cuando la luz huye del mundo. Precisamente esta venganza diaria mitiga en cierta forma al principio el dolor del protagonista, fortaleciendo su determinación, aunque con el tiempo sus prioridades y necesidades vitales cambian.

El lector transforma totalmente su visión de Neville con el paso de las páginas. Si al principio es el héroe, el representante de la Raza Humana en un mundo agonizante desprovisto de todo atisbo de civilización y orden, con el paso de las páginas nos encontraremos con el patetismo y la futilidad de la lucha diaria: Robert deseará morir, poner el punto y final a su dolor emocional, se transformará en un hombre sumamente vulnerable en lo emocional. Al final, el lector comprenderá cada vez mejor al protagonista, merced a nuevos personajes que irán dejando huella en él. Nada más puede desvelarse de “Soy leyenda” sin comprometer su lectura.

Soy leyenda, un libro insprescindible

El libro puede catalogarse de imprescindible por su original planteamiento, una aproximación al mito vampírico diferente, quizá en ciertos aspectos cercana al Drácula de Bram Stoker, pero a la vez muy alejada de ella: en “Soy leyenda” los vampiros no son los auténticos representantes del Mal absoluto, pasto de supersticiones, sino una nueva raza que busca su lugar en el mundo, aunque sea a costa de acabar con la Humanidad. En la novela de Richard Matheson todos los conceptos son relativos, tan solo su exposición depende del punto de vista. Merece la pena leer esta novela aunque solo sea por eso.

Hollywood ya se inspiró en “Soy leyenda” para rodar en 1971 El último hombre vivo sobre la Tierra (The Omega Man), protagonizada por Charlton Heston y dirigida por Boris Sagal, relativamente fiel. También otra película adaptó la novela de Matheson, antes incluso que la mencionada: L’Ultimo uomo della Terra (Last man on Earth), una coproducción italo-estadounidense estrenada en EE.UU. en 1964 y que jamás ha podido verse en España; contó con el propio Matheson como guionista, bajo el pseudónimo “Logan Swanson”, y fue protagonizada por Vincent Price.

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