Sin querer ser pretencioso y conocedor de la magnitud de este trabajo, no pretendemos más que hacer un pequeño recorrido por la historia del cine fantástico a lo largo del siglo XX. No están todos los que son, pero si son todos los que están.
Los primeros años de cine fantástico
Sin duda, si tenemos que elegir algún título como la primera producción de cine fantástico de la historia, creo que todos coincidiremos en señalar Viaje a la Luna (George Méliès, 1902). Pero no es hasta unos diez años después cuando relamente comienza a haber una producción incesante del género fantástico. Durante las dos o tres primeras décadas del cinematógrafo las salas de proyección estuvieron plagadas de películas de fantasía, sobre todo basadas en adaptaciones de la literatura y folklore popular (Frankenstein, Dr. Jekill y Mr. Hide, el Hombre-lobo, Drácula, etc…), donde la doble personalidad, la oposición día-noche o las deformaciones eran los temas centrales. En aquellos comienzos, es el expresionismo alemán el que más hace por desarrollar el cine y la escenografía del terror. Caben destacar figuras como la de George Fuchs, que en 1913 fundaba el Artistic Theatre en Munich, lugar donde se asentarían las bases de la escenografía expresionista; Paul Wegener, director de El estudiante de Praga (1913), Robert Weine, con la conocida El Gabinete del Doctor Caligari (1917), Murnau, quien realizó la primera versión de Drácula de Bram Stoker (Nosferatu, el Vampiro, 1922), Fritz Lang, cuya obra Metrópolis (1926) es para muchos la primera película de ciencia ficción de la historia, o Paul Leni, quien dirigió la primera película sonora del género que se recuerda (El hombre que rie, 1928).
Pero si en Europa es el expresionismo alemán el punto de referencia para el cine fantástico, en EE.UU. irrumpía una figura fundamental en el cine de terror: Lon Chaney, “El hombre delas 1000 caras”. Con títulos como Garras Humanas (Tod Browning, 1917), El Jorobado de Notre-Damme (Wallace Worsley, 1923) y El Fantasma de la Ópera (Rupert Julian, 1925) acabaría convirtiéndose en la primera estrella del género de terror. Sin embargo, lo que pudo haber sido una larga y exitosa carrera se vio truncada por su muerte a causa de un cáncer al comienzo de los años 30. En cuanto a los directores americanos de la época, hay dos que sobresalen por encima de los demás. Son Tod Browning (1882-1962) y James Whale (1896-1957).
Tod Browning, a pesar de no tener una extensa carrera (deja de rodar a finales de los 30) cuenta con una filmografía muy coherente, donde relativiza la moral y la distinción entre la normalidad y lo extraordinario. Entre sus películas mas destacables, ocupa el primer lugar Freaks, la parada de los monstruos (1932), interpretada por auténticos deformes de feria y que hoy en día es considerada como obra maestra del género de terror. También son interesantes obras como Los pantanos de Zanzíbar (1928), Drácula (1931), donde tuvo que sustituir a Chaney tras su muerte por Bela Lugosi, o Muñecos infernales (1936). Es en 1944 cuando Browning pone fin a su carrera, tras el fracaso de Miracles for Sale (1944).
En cuanto a James Whale, trabaja en el teatro hasta su emigración desde Gran Bretaña a EE.UU. en 1930. Destaca en la creación de atmósferas fantásticas y de terror, sobre todo en las adaptaciones de textos ajenos. Muchas de estas producciones están protagonizadas por Boris Karloff, como pueden ser El Doctor Frankenstein (1931), El caserón de las sombras (1932), El hombre invisible (1933) o La novia de Frankenstein (1935).
Pero no son estos los dos únicos personajes de la época. No podemos olvidar a los actores Bela Lugosi o Boris Karloff, que recogieron el testigo estelar de Chaney, o David Manners, Colin Clive, Helen Chandler o Mae Clark. También importantes fueron el productor Carl Laemme que en 1915 fundó la Universal Film Manufactury Company y que se especializó en el cine de terror, o directores como Victor Halperin (La legión de los hombres sin alma, 1932), Karl Freund (La Momia, 1932), Robert Florey (Los crímenes de la calle Morgue, 1932), Ernest B. Schoedsack (King Kong, 1933) o Edgar G. Ulmer, quien, con su película Satanás (1934) reunió por primera vez a Lugosi y Karloff. Sin duda, estamos hablando de la época dorada del cine de terror.
Pero si las décadas de los 20 y 30 conocen el esplendor del género, la de los 40 dará paso a una crisis para este tipo de films, debido sobre todo a la saturación a la que fueron sometidos los espectadores durante los años señalados anteriormente. Y al agotamiento de los argumentos, llegándose a mezclar mitos y personajes en un mismo guión. Ejemplo de esto son títulos como Frankenstein y el Hombre-Lobo (Roy William Nelly, 1943) o La Zíngara y los monstruos (Erle C. Kenton, 1944), con Drácula, Frankenstein, el Hombre-Lobo, un jorobado y un doctor loco pululando por ahí sin explicación racional de ningún tipo. También se pusieron de moda los tratamientos cómicos del tema, cuyos mayores exponentes fueron Abbot y Costello con sus conocidísimas parodias.
Cine Fantástico y de Terror en los años 40
Si tuviéramos que destacar algo de esta década, sería la figura del productor de la RKO, Val Lewton. Gracias a él, el género sufre una revitalización, haciendo que la falta de recursos (decorados pobres, presupuestos bajos, escaso tiempo de producción,…) hagan agudizar el ingenio (elipsis creativas, bandas sonoras e iluminación expresivas, etc…). Y si importante es la figura de Lewton, tampoco podemos dejar atrás las de los directores Jacques Tournier y Robert Wise. Suyas son películas como La mujer pantera (1942), Yo anduve con un Zombie (1943) o The Leopard Man (1943), de Tournier, y La venganza de la mujer pantera (1944) o El ladrón de cadáveres (1945), de Wise.
Poco más podemos decir de esta década, salvo que el inicio de la 2ª Guerra Mundial sirvió para un nuevo éxodo de directores europeos a EE.UU., donde destaca por encima de todos el británico Alfred Hitchcock.
Si las décadas precedentes supusieron la época dorada del cine de terror, la década de los 50 significa el lanzamiento del género de la ciencia ficción, que viene marcado por dos acontecimientos claves para el desarrollo del género: el lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki y el primer avistamiento de un platillo volante. Estas serán las constantes que marcarán el género durante toda la década.
Comencemos por destacar a dos de las figuras más importantes que dio el cine de la época: Jack Arnold y Roger Corman. El primero de ellos es autor de las películas mas reconocidas del género, como son La mujer y el monstruo (1954) y El increíble hombre menguante (1957). Su cine estuvo centrado en la preocupación por el mundo, las metáforas pacifistas y la energía nuclear. Otros films destacables de Arnold fueron It CAME from de outer space (1953), Revenge of the creature (1955, secuela de La mujer y el monstruo) o Tarántula (1955). El segundo de ellos, Corman, será recordado por ser el hombre que hizo 100 películas en Hollywood y nunca perdió un centavo. Está considerada la figura más importante de la serie B, se caracterizó por hacer rodajes apresurados, con escaso presupuesto, decorados pobres y recursos limitados. A pesar de ello, sus películas tenían un encanto y convicción, logrando transmitirlo a los espectadores y haciéndolos cómplices de ello. La filmografía de Corman está marcada por títulos como The Day World Ended (1955), It! Conquered de world” (1956), Attack of the crab monsters (1956), La caída de la casa Usher (1960) y las diversas adaptaciones que hizo de la obra de Edgar Allan Poe, interpretadas la mayoría de ellas por Vicent Price y que se conoce como su “Ciclo Poe”. Además de por su filmografía, Corman destaca tambíen por haber apoyado en sus inicios a actores como Jack Nicholson o directores como Coppola, Scorssese o De Palma.
Pero los 50 no sólo se reducen a estos dos autores. No debemos pasar por alto títulos como Con destino a la Luna (Irvin Pitchel, 1950), Cohete K-1 (Kurt Neumann, 1950), Ultimátum a la Tierra (Robert Wise, 1951), The Man from de Planet X ( Edgar G. Ulmer, 1951), El enigma….de otro mundo (Christian Nyby, 1951), Los crímenes del museo de cera (André de Toth, 1953), Invasores de Marte (William Cameron Menzies, 1953), La Guerra de los Mundos (Byron Haskin, 1953).
A parte de todo esto, debemos señalar otra serie de hechos que tuvieron lugar en la segunda mitad de la década. Lo primero, la creación de la American International Pictures en 1954 por H. Nicholson y Samuel Z. Arkoff, la fundación de la Hammer Films en 1955, convirtiéndose en la resucitadora de los clásicos de terror, siendo sus máximos exponentes el director Terrence Fisher (La maldición de Frankenstein, 1957; Drácula, 1958; Las dos caras del Doctor Jekyll, 1960) y los actores Christopher Lee y Peter Cushing (Drácula, 1958 y La Momia, 1959). Además, no podemos olvidarnos de títulos como La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956) o Planeta Prohibido (Fred M. Wilcox, 1956). En esta segunda mitad también vemos una inclinación hacia historias sobre mutaciones humanas, como El gigante ataca, El increíble hombre menguante, El ataque de la mujer de 50 pies, La mosca o La mujer avispa. Igualmente, se produce la desaparición de un clásico del cine de terror de los años 30, como es Bela Lugosi y la aparición de un joven director de nombre Ed Wood. Como vemos, una década de mucho provecho y gran importancia para el cine que vendría en años posteriores.
Años 60 en el cine de género
Entramos en los 60 y con ellos aparecen la sangre, los serial killers y los nuevos géneros de terror. Como entrante tenemos el estreno en 1960 del clásico de Hitchcock Psicosis, o la película de Mario Bava, La máscara del Demonio, donde se sientan las bases del terror de los años venideros, con psyco Killers y sangre en abundancia. Ese mismo año, Terence Fisher estrena Las novias de Drácula, mezclando por primera vez el terror y el erotismo.
En 1961 Gualtiero Jacopetti, Paulo Cavara y Franco Posperi estrenan Este perro mundo dando comienzo al subgénero conocido como Mondo, basado en películas rodadas como documentales y que ponen de relieve las miserias y horrores de este mundo. Y si en 1961 nace el mondo, en 1963 hace lo propio el Gore, de la mano de Hershell Gordon Lewis en la dirección y de David F. Friedman en la producción. Hacía aparición el terror más brutal, explícito y rojo que se había hecho hasta la fecha. La consagración del género llegaría un año después con la película de Lewis 2000 Maníacos, haciendo que otros directores se unan a la corriente, como es el caso de Jack Curtis con Flesh Eaters (1964).
Pero no sólo el mondo y el gore hacen su aparición en esta década. En Italia, de la mano de Mario Bava, se crea el Giallo, mostrándonos unos asesinatos brutales y escondiendo el rostro del asesino hasta el final del film. Es Seis mujeres para el asesino (1964) con la que Bava consolida el género.
Importante fue también para la segunda mitad de los 60 la figura de Roman Polanski, con producciones como Repulsión (1965), El baile de los vampiros (1967) y sobre todo La semilla del Diablo (1968). Ese mismo año, aparece en las pantallas un título que se ha convertido hoy por hoy en todo un clásico del cine de terror. Estamos hablando de la obra maestra de George A. Romero, La noche de los muertos vivientes, creando a los zombies con la concepción estética que hoy tenemos de ellos.
Todo esto es en cuanto al terror. Pero no podemos pasar por alto la importancia que tienen estos años también para los otros géneros del fantástico, como son la fantasía y la ciencia ficción. En el primer lustro de la década sobresale la figura de Ray Harryhausen, creador de las criaturas de Jasón y los Argonautas (1963) y de Hace un millón de años (1966), animados a través de la técnica del “stop motion”. En la segunda mitad de la década se produce una transformación en el tratamiento de la ciencia ficción, presentándonosla más adulta y con mayor alcance intelectual. Ejemplos de esta transformación son títulos como Alpheville (Jean-Luc Godard, 1965) o Fahrenheit 451 (François Truffaut, 1967). Pero el mayor exponente y la película que más ha aportado e inspirado a esta nueva corriente es el clásico de Stanley Kubrick, 2001, Una odisea en el espacio (1968). Por último, cabe resaltar también otros títulos que, aunque con menos pretensión intelectual, se han convertido también en clásicos del géneros, como son Viaje Alucinante (Richard Fleischer, 1966) y El planeta de los simios (Franklin J. Shiffner, 1968).
El Exorcista y otras películas de los años 70
La llegada de los 70 viene acompañada de un hornada de nuevos y jóvenes directores que, siguiendo el camino abierto por el cine en los años posteriores, conseguirán rejuvenecer el género con su forma de ver el cine. La década comienza con el abandono en la dirección de Roger Corman para fundar la New World Pictures. En 1971, se estrena El diablo sobre ruedas, dándose a conocer un joven director llamado Steven Spielberg. En los años siguientes tres son los títulos a destacar: La última casa a la izquierda (Wes Craven, 1971), El exorcista (William Friedkin, 1973) y La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974). En 1974, también se estrena la primera película del canadiense David Cronenberg, Vinieron de dentro de… ) y un año después, Spielberg consigue que a millones de espectadores les aterrorice darse un baño en el mar con su clásico Tiburón. En 1976 llegaría el turno para Carrie, de Brian de Palma y La profecía, de Roman Polanski, que tendría una continuación en 1978 bajo el título de La maldición de Damien, dirigida por Don Taylor.
Mención aparte merece el título que se estrena en 1977 y que posiblemente de comienzo a la saga cinematográfica más importante de la historia. Desde luego, estamos hablando de La Guerra de las Galaxias, de George Lucas. También en 1977, Craven estrena Las colinas tienen ojos, destacándose como un gran director dentro del género de terror. Y siguiendo en el mismo año, Spielberg estrena otro clásico de la ciencia ficción como es el caso de Encuentros en la Tercera Fase.
1978 también nos deja títulos importantes, como son Superman de Richard Donner, que tendría 3 continuaciones más dirigidas por Richard Lester en 1980, 1983 y 1987; la inconclusa adaptación del clásico de J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos, llevada a cabo por Ralph Bakshi y el clásico de cine de terror La noche de Halloween, de John Carpenter, título que llegaría a tener un número interminable de secuelas.
El último año de la década deja importantes e interesantes títulos como Cromosoma 3, que comenzaría a consagrar a Cronenberg como un gran director del género, Mad Max, de George Miller, Holocausto Caníbal de Ruggero Deodato, el comienzo de la saga Star Trek, con Robert Wise en la dirección y, por encima de todos estos, Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott. Como vemos, una década bastante fructífera para el género.
Años 80: La década por excelencia del terror
Y nos encontramos con la década de los 80 y con su primer año, donde se estrenan dos secuelas largamente esperadas, como son El Imperio Contraataca (Irvin Kershner) y Superman 2. Pero no sólo de secuelas vivió ese primer año de la década. También se estrenaron El hombre Elefante (David Lynch) y El Resplandor (Stanley Kubrick), la genial adaptación del libro homónimo de Stephen King. Como vemos, un gran año, aunque no podemos decir lo mismo de 1981. Aún así, en este año hubo títulos interesantes que no debemos olvidar, como Indiana Jones en busca del Arca Perdida (Steven Spielberg), Excalibur (John Boorman), Los héroes del tiempo (Terry Gilliam) y dos adaptaciones de hombres-lobo: Aullidos (Joe Dante) y Un hombre-lobo americano en Londres (John Landis).
E.T. y Blade Runner
Si en 1981 no había mucho que destacar, no podemos decir lo mismo del año siguiente. Se estrenaron obras como E.T. (Steven Spielberg), Tron (Steve Lisberger), Videodrome (David Cronenberg), La Cosa (John Carpenter), la obra de culto del cine de terror creada por San Raimi, Posesión Infernal y, el que es el título más importante e influyente del año, Blade Runner (Ridley Scott). Una gran cosecha para un gran año.
En 1983 se pone fin a la trilogía galáctica de la Guerra de las Galaxias con su tercer título, El Retorno del Jedi (Richard Marquand). También destacables son la tercera entrega de Superman, Cristal Oscuro (Jim Henson), la genial El Sentido de la vida (Monty Pithon) o la particular visión de los vampiros que nos dio a conocer Tony Scott con El Ansia.
Terminator y Freddy Krueger
1984 es el año de Terminator (James Cameron), Los Gremlins (Joe Dante), Brazil (Terry Gilliam) o las adaptaciones Dune (David Lynch) y La Historia Interminable (Wolfgang Petersen). Ese mismo año Wes Craven crea a Freddy Krueger con su película Pesadilla en Elm Street, todo un clásico del terror, que al igual que La Noche de Halloween y Viernes 13, tendría numerosísimas secuelas. También ese mismo año se estrena la secuela Indiana Jones y el Templo Maldito, consagrando a la franquicia como todo un clásico del cine.
Si continuamos avanzando por la década, nos encontramos con varios títulos interesantes en 1985. El primero de ellos es Legend (Ridley Scott). Los dos siguientes vienen firmados por Richard Donner y se han convertido en cláscicos del cine de aventuras, como son Los Goonies y Lady Halcón. El último título, pero no menos importante, no es otro que el que da comienzo a otra de las trilogías más conocidas del cine fantástico como es Regreso al Futuro de Robert Zemeckis.
En 1986 aparecen dos nuevos títulos de los de los directores más personales del género, como son David Cronenberg con su adaptación de La Mosca y David Lynch con Terciopelo Azul. También habría que destacar los nuevos títulos de autores como Jim Henson, con Dentro del Laberinto, y James Cameron, con la secuela de Alien Aliens, el regreso.
Ya en 1987 se estrenaría la que hasta ahora es la última entrega de Superman, a la espera del estreno, casi 20 años después, de Superman Returns. Ese mismo año se estrenaría Robocop (Paul Verhoeven), Hellraiser (Clive Barker) o el clásico del manga Akira (Katsuhiro Otomo). Poco más destacar de aquí al final de la década, salvo quizás algunos títulos como La aventuras del Barón Munchausen (Terry Gilliam), Navigator, una aventura en el espacio (Vincent Ward), Willow (Ron Howard), Abyss (James Cameron), la que hasta hoy es la última entrega de la franquicia de Indiana Jones con Indiana Jones y la Última Cruzada o Batman (Tim Burton). Destacable sea quizás la aparición de un joven director neocelandés llamado Peter Jackson, cuya primera película grabada con unos amigos en algunos fines de semana se h convertido en todo un clásico del cine gore. Estamos hablando de Mal Gusto. Poco más podemos decir de esta década, que por lo que hemos visto, nos ha dejado algunos de los títulos más importantes del género.
Años 90: Cine Fantástico y de Terror
Y llegamos a los 90 y con ello al final de nuestro viaje. La década se inicia con un par de títulos interesantes que ya forman parte de las filmotecas de muchos de nosotros. Estamos hablando de Desafío Total (Paul Verhoeben, 1990), sorprendente e imaginativa, y Eduardo Manostijeras (Tim Burton, 1990), con la personal revisión que hace Burton del mito de Frankenstein, presentándonoslo inocente y encantador bajo el rostro de Johnny Depp. Pero no fueron estos los dos únicos estrenos de ese año. También podemos recordar la insufrible continuación de Depredador, Depredador 2 (Stephen Hopkins, 1990), la entretenida Razas de noche (Clive Barker, 1990), el fin de la trilogía Regreso al futuro o La Tutora (William Firendkin). También destacable fue el drama fantástico Ghost (Jerry Zucker, 1990), que hizo emocionarse a millones de adolescentes.
El año siguiente hay un título que destaca por encima de cualquier otro, puesto que significó un punto de inflexión para los efectos especiales en el cine. Por supuesto, nos referimos a Terminator 2 (James Cameron (1991), que en su momento llegó a ser la película más cara de la historia y de la que todos recordaremos sus magníficos efectos. Pero no sólo de Terminator vivó ese año. También se estrenaron producciones como Hook (Steven Spielberg, 1991), la adaptación de Roketeer (Joe Johnston, 1991) o la ópera prima del que para hoy es un director de culto, Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1991).
Continuando con la década, nos encontramos con la segunda película de Peter Jackson, Braindead, tu madre se ha comido a mi perro (1992), la continuación de la franquicia Alien, en este caso bajo la dirección de David Fincher, el regreso de Batman, continuando Tim Burton en la dirección, la excepcional Drácula, de Bram Stoker (Francis Ford Coppola), la simpática Memorias de un hombre invisible (John Carpenter), los viajes temporales de Freejack, sin identidad (Geoff Murphy) o la nueva incursión en la animación mezclada con imagen real de Ralph Bashki Cool World. Y con estas estamos cuando de repente a Spielberg no se le ocurre otra cosa que resucitar a los Dinosaurios con su ya famosa adaptación “Jurasic Park” (Steven Spielberg, 1993). Y si en este año fueron los dinosaurios los grandes protagonistas, en 1994 les llegó el turno a las revisiones de los clásicos de terror, amparados en el éxito de Drácula de Coppola. Hablamos de Frankenstein de Mary Shelley (Kenneth Branagh), Lobo (Mike Nichols) y la adaptación de la obra de Anne Rice, Entrevista con el Vampiro (Neil Jordan). Pero no sólo de viejas glorias vivió el cine ese año. Tim Burton produjo Pesadilla antes de Navidad y dirigió la fabulosa Ed Wood, biografía del considerado peor director de la historia, Brandon Lee murió en extrañas circunstancias durante el rodaje de El Cuervo (Alex Proyas) y fue el inicio del universo Star Gate (Roland Emmerich).
1995 nos deja uno de los fracasos mas sonados del género, de la mano de Kevin Costner, con Waterworld. También es el año de los estrenos, Johnny Mnemonic (Robert Longo), Species (Roger Donaldson), la imaginativa y soprendente La ciudad de los niños perdidos, de Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro y una nueva adaptación de una novela de Stephen King, En la boca del miedo, dirigida por John Carpenter. Pero por encima de todos estos títulos sobresale la mágnifica 12 Monos, de Terry Gilliam. En cuanto a la producción nacional, ese será el año de Alex de la Iglesia y Santiago Segura, con su Día de la Bestia.
Con 1996 comienza la degeneración de Batman, de la mano de Joel Schumacher con su Batman Forever. Se estrenan dos visiones muy distintas de invasiones extraterrestres, como son la patriótica Independence Day (Roland Emmerich) y la ácida e irónica Mars Attack (Tim Burton). Wes Craven reinventa el terror adolescente con Scream y Jean-Pierre Jeunet dirige bajo su particular visión Alien Resurrección. Un año después, se confirma lo que ya se anunciaba con Batman Forever en Batman y Robin, de Joel Schumacher, llegaría El Quinto Elemento, de Luc Besson, Barry Sonnenfeld nos sorprendería y entretendría con Men in Black, la segunda parte de Parque Jurásico, también de Spielberg, Robert Zemeckis nos haría contactar con extraterrestres en Contact y llegaría la continuación de Scream con Scream 2 (Wes Craven) y un nuevo título de ese mismo género escrito por el mismo guionista, Kevin Williamson, bajo el nombre de Sé lo que hicisteis el último verano.
En 1998, un Godzilla que poco tiene que ver con el original japonés recorre las calles de Nueva York de la mano de Roland Emmerich, se estrena la adaptación cinematográfica de la serie de televisión X-Files (Expediente X), dirigida por Rob Bowman, le llega el turno, ahora que se acerca el fin del milenio, a la destrucción de la tierra a causa del impacto de meteoritos gigantes con Armaggedon (Michael bay) y Deep Impact (Mimi Leder), hace aparición la adaptación del cómic Blade (Stephen Norrington), Barry Levinson nos trae Sphera, Stephen Hopkins Perdidos en el Espacio, Robert Rodríguez The Faculty y M. Night Shymalan nos sorprende con El Sexto sentido Y por último, Vicenzo Natalli nos sorprende con su claustrofóbico relato en Cube.
Vuelta de la saga Star Wars
Y llegamos a 1999. Y con él al final de nuestro paseo por la historia. Y con él, al comienzo de la nueva trilogía del universo Star Wars con Star Wars: La amenaza fantasma que ni por asomo está a la altura de sus antecesoras.
Matrix
Pero si La amenaza fantasma significó un fracaso, no pueden decir lo mismo los hermanos Wachowski con su Matrix. Todo un fenómeno social que creó toda una corriente cultural a su alrededor. Pero al margen de estas dos producciones, 1999 también fue el año de El proyecto de la bruja de Blair (Daniel Myrick y Eduardo Sánchez), del pueblo encantado Sleepy Hollow (Tim Burton), de las casas encantadas de The Haunting (Jan de Bont) y House the Haunted Hill (William Malone), la adaptación de La Milla Verde (Frank Darabont), las batallas espaciales de Wing Comander (Chris Robert), las aparición de los estigmas en Stigmata (Rupert Wainwrigth) y la aparición de los tiburones inteligentes de Deep Blue Sea (Renny Harlin). Poco más cabe destacar de un año que podría resumir a toda una década: Mucha cantidad pero poca calidad, aunque si es cierto que alguno de los títulos estrenados en los 90 ocupan ya un sitio de honor en la historia del género.
Y aquí concluye nuestro viaje. Como ya advertimos al principio, no están todas las que son, pero si esperamos que sean todas las que están. Esperamos que, al igual que nosotros mientras lo hacíamos, hayáis disfrutado haciendo este recorrido, breve, pero intenso, por el cine fantástico en todas sus variantes.