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lunes, 12 mayo 2025

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El sol no perdona: el peligro de las quemaduras solares

Con la llegada del verano, los días se alargan, las temperaturas suben y pasamos más tiempo al aire libre. Ir a la playa, hacer deporte, pasear o tomar algo en una terraza se convierte en parte de la rutina estival. Y aunque el sol tiene beneficios indiscutibles para nuestro estado de ánimo y la síntesis de vitamina D, también puede convertirse en uno de nuestros peores enemigos si no tomamos las precauciones adecuadas.

¿Por qué deberíamos tomarnos en serio las quemaduras solares?

Las quemaduras solares son lesiones inflamatorias de la piel causadas por la sobreexposición a los rayos ultravioleta (UV), en especial los UVB. Aunque muchas veces se subestiman como una simple rojez o “ponerse un poco rojo”, la realidad es que incluso una quemadura leve supone un daño directo en el ADN de las células cutáneas.

Ese daño, repetido con el tiempo, puede provocar desde envejecimiento prematuro hasta problemas mucho más serios, como lesiones precancerosas o el desarrollo de cáncer de piel. De hecho, se estima que una única quemadura solar grave durante la infancia o adolescencia duplica el riesgo de melanoma en la edad adulta.

Y no se trata solo de un problema estético o superficial. Las quemaduras pueden producir dolor, fiebre, ampollas, infecciones e incluso deshidratación severa en los casos más graves.

¿Quiénes están más expuestos al daño solar?

Aunque todos deberíamos protegernos del sol, hay ciertos grupos que deben extremar las precauciones:

  • Personas con piel clara, ojos claros o cabello rubio/pelirrojo.

  • Niños y bebés (su piel es más fina y sensible).

  • Personas que toman medicamentos fotosensibilizantes (antibióticos, anticonceptivos, antiinflamatorios…).

  • Personas con antecedentes familiares de cáncer de piel.

  • Personas con tatuajes recientes o tratamientos dermatológicos (láser, peeling químico, etc.).

El papel clave de la dermofarmacia en la prevención

Evitar las quemaduras solares no debería depender únicamente de comprar el primer protector solar que vemos en el supermercado. La fotoprotección es un tema serio, y en este sentido, una farmacia especializada en dermofarmacia se convierte en el mejor aliado para cuidar tu piel como se merece.

Los farmacéuticos especializados en cuidado dermatológico no solo te ayudan a elegir el fotoprotector adecuado en función de tu tipo de piel, tu edad, si tienes manchas, acné, piel atópica o si estás embarazada… También pueden asesorarte sobre:

  • Cómo y cuándo aplicar el protector solar, y con qué frecuencia reaplicarlo.

  • Qué textura es mejor para tu piel (fluido, crema, gel, bruma…).

  • Cómo combinar protección tópica con nutricosmética solar.

  • Qué hacer si ya te has quemado y necesitas reparar la piel de forma urgente.

  • Cómo reforzar tu rutina de cuidado tras la exposición (hidratantes calmantes, antioxidantes, activos despigmentantes, etc.).

Además, muchas farmacias especializadas cuentan con herramientas de análisis de piel y campañas específicas en verano donde te pueden recomendar productos personalizados, algo que marca una gran diferencia respecto a una compra sin orientación.

Qué pasa si ya te has quemado

Si notas que tu piel está roja, caliente al tacto, tirante o incluso con dolor, puede que ya tengas una quemadura solar. En ese caso:

  • Aléjate del sol de inmediato.

  • Aplica productos calmantes ricos en aloe vera, pantenol, agua termal o centella asiática.

  • Hidrata bien la zona varias veces al día.

  • Bebe más agua para compensar la deshidratación.

  • No revientes las ampollas si aparecen.

  • No vuelvas a exponer esa zona directamente al sol hasta que haya curado.

Si el dolor es intenso, aparecen ampollas extensas o fiebre, acude a un profesional de inmediato. Y recuerda: cada quemadura deja una huella.

Fotoprotección no es solo crema solar

Hoy en día, la fotoprotección ha evolucionado mucho más allá del clásico envase de crema solar. Desde cápsulas orales que refuerzan las defensas de la piel desde el interior, hasta maquillajes con SPF elevado, sprays invisibles o sticks para zonas sensibles, hay soluciones para todos los gustos y necesidades. Pero también muchas dudas sobre cómo y cuándo usarlos correctamente.

Por eso, acudir a una farmacia con experiencia en dermofarmacia no solo te ayuda a prevenir, sino también a educarte sobre el cuidado solar. Porque proteger la piel no debería ser complicado… pero sí debe hacerse bien.

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