Siempre se ha considerado a Albacete como una ciudad de paso, pero esta idea pasa por alto la gran mayoría de puntos emblemáticos de la ciudad. Más que una ciudad por la cual simplemente pasar, Albacete ha sido históricamente un punto de encuentro estratégico en las rutas que conectan Andalucía con Levante y la meseta con el litoral lo que lo ha convertido en un punto clave en los viajes de muchos españoles. Este rol como cruce de caminos es, en parte, lo que le confiere su carácter distintivo. No es casualidad que desde 1855, apenas siete años después de la llegada del primer tren a España, la ciudad ya contara con conexión ferroviaria. Hoy, la estación del AVE, conocida como Los Llanos —un nombre recurrente en la ciudad—, ve pasar diariamente más de 200 trenes con destino a unas veinte ciudades operadas por diversas compañías como Renfe, Ouigo, Yrio y Avlo.
Sin embargo, la abundancia de rutas que atraviesan y señalan a Albacete como punto de inicio o final, a menudo puede eclipsar lo mucho que la ciudad tiene para ofrecer a todos sus visitantes. Sus calles y parques invitan a ser explorados con tranquilidad, y como en un mercadillo en busca de tesoros ocultos, requiere de una búsqueda meticulosa para descubrir todos sus secretos. A lo largo de los siglos, millones de visitantes han sido seducidos por los encantos ocultos de esta ciudad.
Vamos a ver algunos motivos por los que Albacete es, para muchos, la mejor ciudad de España:
Ubicada en el centro de Albacete entre varias casas señoriales de principios del siglo XX, la Casa Cabot Jubany compite en esplendor con su vecina en la calle Mayor, la Casa de Juan López. Ambas reflejan la elegancia del Barroco y el Modernismo de la época. La cúpula en cerámica azul vidriada de la Casa Cabot, que se funde con el azul casi perpetuo del cielo de Albacete, junto con sus remates vegetales, capiteles florales, pequeñas torres y la famosa escultura del globo terráqueo sostenido por niños —los Niños de la Bola— y un imponente águila, forman un conjunto espectacular y se han convertido en un símbolo de la ciudad.
El Pasaje Lodares, construido en 1925 por Gabriel Lodares, no solo es un ícono de Albacete sino también una parada obligatoria a cualquier hora del día. Con su techo de hierro y cristal que filtra la luz cenital, el pasaje cambia su apariencia constantemente. Es esencial apreciar sus intricados balcones de forja, las cornisas elaboradas, sus estatuas y, especialmente, la luz difusa que proyecta su techo acristalado, reminiscente de las galerías comerciales europeas del siglo XIX.
Inicialmente concebido como galería comercial y residencial, su arquitectura posmodernista está adornada con columnas renacentistas y cabezas mitológicas, incluyendo figuras inusuales modeladas según una prostituta local y un albañil de la construcción. Diseñado por el arquitecto valenciano Buenaventura Ferrando Castells, el pasaje está declarado Bien de Interés Cultural. Durante la Guerra Civil, el pasaje, que albergaba Radio Albacete, casi fue destruido por un bombardeo destinado a silenciar la emisora. Curiosamente, la locutora que anunciaba el bando de guerra terminó casándose con uno de los aviadores, añadiendo otra anécdota fascinante a la historia del Pasaje Lodares.
Hablando de la Guerra Civil, en la plaza del Altozano —la más concurrida de Albacete, rodeada de impresionantes edificios y adornada con parterres y fuentes— se encuentra un refugio antiaéreo construido en 1937 tras un devastador bombardeo nazi por parte de la Legión Cóndor. Este refugio, compuesto por una red de galerías y pasadizos subterráneos, salvó incontables vidas durante la guerra y ahora sirve como un museo viviente que narra la rica historia de la ciudad desde sus días como Al-Basit en la era árabe.
Los aficionados a la arquitectura encontrarán en la catedral de San Juan Bautista un lugar excepcional para estudiar diversos estilos arquitectónicos, gracias a los cuatrocientos años que abarcó su construcción, desde el mudéjar hasta el siglo XX. La estructura original, sobre una iglesia mudéjar, fue evolucionando hasta culminar en una obra con base gótica y adornos barrocos, sostenida en su centro por cuatro imponentes columnas renacentistas. Su interior alberga obras de arte como la tabla barroca de la Virgen de la Estrella, una pila bautismal rococó, y retablos barrocos y renacentistas, incluyendo el de la Virgen de los Llanos. Además, los muros están decorados con motivos bíblicos pintados sobre lienzo por el sacerdote valenciano Casimiro Félix Escribá García, quien empleó cinco años en completar las cientos de figuras que ocupan casi mil metros cuadrados, convirtiéndolo en uno de los mayores lienzos del mundo realizado por un solo artista.
El Teatro Circo de Albacete, único en España que conserva una doble funcionalidad tanto para representaciones teatrales como para espectáculos circenses, también funciona como cine y teatro de ópera. Concebido en 1886 por un grupo de ciudadanos entusiastas, el teatro fue el primero en la ciudad y sigue siendo un emblema de la cultura local. Su diseño combina elementos europeos y árabes, destacando por su cúpula que representa el cielo nocturno estrellado. Además, cada año se celebra aquí el Festival Internacional de Circo de Albacete, uno de los más prestigiosos del mundo. Aspira a ser reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La gastronomía local invita a detenerse, especialmente para disfrutar de un vermut en La Bonita de 1850, que ofrece hasta 250 variedades. Este establecimiento es un ejemplo perfecto de la fusión entre tradición y modernidad, con una carta que se centra en platos para compartir de alta calidad. Entre las tapas más destacadas están el ceviche de corvina y las lendrecillas con ajetes. Y si hablamos de croquetas, el restaurante Ababol, bajo la dirección del chef Juan Monteagudo, ofrece la mejor croqueta de España según la última edición de Madrid Fusión. Cremosas por dentro y crujientes por fuera, estas croquetas cumplen con los cánones de la alta cocina gracias a ingredientes de primera calidad como leche de oveja y vaca, nata, mantequilla, jamón ibérico y un toque de gelatina de cola de pescado.
El hermoso edificio que antiguamente funcionaba como depósito de agua en la plaza del Sol ha sido transformado en un emblema de la dedicación de Albacete a la cultura y la preservación de su patrimonio. Desde 2021, este espacio alberga la Biblioteca Municipal, que ofrece un extenso catálogo de servicios y materiales, incluyendo 216 puestos de estudio y una mediateca. Además, el diseño del edificio refleja un estilo industrial que rememora la chimenea de una fábrica, lo que añade un toque único al conjunto.
La tradición cuchillera de Albacete se celebra en el Museo Municipal de la Cuchillería, situado en la Casa de Hortelano, un edificio de estilo modernista con atractivos azulejos verdes. Este museo es uno de los tres únicos en Europa dedicados a este arte y ofrece un recorrido histórico y geográfico por la evolución de la cuchillería en la ciudad, reconocida mundialmente por su calidad desde hace siglos. La colección incluye piezas que datan desde la Edad del Hierro hasta el siglo XIX, y un espacio dedicado especialmente a las tijeras, herramienta que ha sido utilizada desde la Edad del Bronce.
El Palacio de la Diputación, ubicado en el antiguo huerto del convento de San Agustín, es un claro ejemplo de la rica historia arquitectónica de Albacete. Su interior, clásico y elegante, alberga tanto obras cedidas por el Museo del Prado como una colección de arte moderno que sorprende a los visitantes. En el exterior, una escultura de Don Quijote y Sancho Panza rinde homenaje a la icónica literatura de La Mancha, mientras que los agujeros en la verja del palacio cuentan una historia de resistencia y supervivencia durante los bombardeos de la Legión Cóndor.
El Parque de la Fiesta del Árbol es hogar del depósito de agua más alto de España, que nunca se utilizó como tal pero ahora sirve como el Centro de Interpretación del Agua de Albacete. Este centro ofrece una experiencia educativa sobre el ciclo del agua y su importancia para la vida humana, culminando en el Mirador de la Torre del Agua, que ofrece vistas panorámicas de la ciudad y sus alrededores.
La Feria de Albacete, declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, es mucho más que un evento local: es una celebración de la cultura, el arte, y la gastronomía que atrae a más de 500,000 personas cada año. Desde espectáculos taurinos hasta conciertos y exposiciones, la feria ofrece una amplia gama de actividades que reflejan la rica diversidad cultural de la región.
El Museo Pedagógico y del Niño, ubicado en la antigua escuela Virgen de los Llanos, es el único en España dedicado a la historia de la infancia y la educación. Con una colección de más de 60,000 piezas, el museo ofrece una mirada profunda a la vida infantil y escolar a lo largo de la historia, desde juguetes y libros hasta recreaciones de aulas del pasado.
Albacete es un destino culinario por excelencia, con restaurantes que mezclan la tradición y la innovación. La ciudad cuenta con una enorme variedad de opciones que van desde restaurantes tradicionales hasta gastrobares, fusión, comida asiática, francesa, italiana, mexicana, hindú y mucho más.
Para los noctámbulos, las calles Tejares y Concepción ofrecen una enorme vida nocturna con una amplia oferta de bares, pubs, y discotecas. Desde coctelerías modernas hasta locales de música en vivo, esta zona, conocida simplemente como La Zona, es el corazón del entretenimiento en Albacete hasta altas horas de la madrugada.
La unión de los vecinos de Albacete con el mundo de la radio y el podcast viene de lejos. Algunos de los podcast más conocidos de la actualidad están compuesto por vecinos de la ciudad y podemos destacar algunos como el podcast de humor Concepto Sentido, el podcast literario Travesura Realizada, el especializado en cerveza Cerveceando y Reseteando, especializado en videojuegos.
Estos son solo algunos de los muchos tesoros que Albacete tiene para ofrecer a sus visitantes. Ya sea por su rica historia, su vibrante cultura o su deliciosa gastronomía, Albacete merece ser descubierto y disfrutado no solo como un lugar de paso, sino como un destino en sí mismo.
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