Los cuatro primeros años de Ada Colau al frente de la ciudad de Barcelona constataron que su proyecto de ciudad consistía en perseguir la iniciativa privada mientras daba vía libre a toda clase de delincuentes y defraudadores. Todo hacía pensar que, al igual que en Madrid, con 4 años de gobierno podemita tendrían suficiente y los ciudadanos se pasarían a otras opciones más serias.
Pero nada más lejos de la realidad. Ada Colau pasó de 11 a 10 concejales y consiguió retener el poder merced a un pacto con los socialistas. La situación no ha cambiado y la delincuencia sigue campando a sus anchas, especialmente desde el inicio del desconfinamiento. El mayor foco de conflicto son las bandas de jóvenes magrebíes, también conocidos como charmiles, y que no dudan en cometer toda clase de delitos para poder costear su alto ritmo de vida.
Las bandas están formadas por Menas y exMenas pero también hay muchos integrantes que son nacidos o criados en Cataluña. La última "proeza" de estos delincuentes ha consistido en robar el teléfono móvil a un chico con discapacidad intelectual en la calle Cardenal Tedeschini. Cuando los progres hablen de "proteger a los más débiles", piensen en esto y a qué parte apoyan cuando ocurren estos delitos.
🔷 Detectat robatori de telèfon mòbil per part de dos txarmils a un noi amb discapacitat intel·lectual.
— Helpers [BCN] (@BCNHelpers) July 4, 2020
🔺 Els fet van ocórrer ahir a la nit al carrer 📍Cardenal Tedeschini @sindicdegreuges pic.twitter.com/AaMu5amCUL