El Gobierno del Frente Popular, a través de su Ley de Memoria Democrática, igual que hizo el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, pretende silenciar a uno de los bandos de la Guerra Civil, blanqueando al régimen republicano que sembró pánico y dolor y actuó de manera violenta represaliando al bando nacional. En este sentido, sólo en Madrid y sin contar los otros puntos de España, los 'buenos' republicanos fundaron hasta 349 chekas para torturar a sus enemigos.
En un extenso hilo de Twitter, Capitán Bitcoin nos enumera todas las torturas que los 'buenos' republicanos practicaban a los detenidos. Una represión vergonzosa que servía como cástigo por pensar de manera diferente a ellos. Las torturas son terribles y pueden herir la sensibilidad del lector, pero hay que leerlas para darse cuenta de las atrocidades que se cometieron desde el bando que defiende Pablo Iglesias y el resto de progres.
El principal objetivo del Gobierno socialcomunista es tapar mediante esta cortina de humo su nefasta gestión política y económica. Quiere entretener a los suyos con episodios históricos que ocurrieron hace ochenta años y que lo único que pretenden es dividir a los españoles en dos, cuando lo que necesita este país es huír de la división y ser un único pueblo fuerte y unido.
Los buenos de la Guerra Civil, los republicanos, fundaron 349 checas solamente en Madrid. Allí idearon torturas como calentar un cubo de metal con una rata dentro para que esta intentara escapar por la tripa del detenido. O perforar rodillas con sacacorchos. Todo muy democrático.
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Había otros métodos bien documentados:
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“La banderilla” consistía en inyectar en las manos y pies del preso, agua mezclada con heces para provocarle un horrible dolor y más tarde abscesos en los miembros infectados y la disfuncionalidad de los mismos.
El “Badajo”: consistía en colgar la víctima con las manos atadas en la espalda. Pasaban una cuerda por una polea y se la ataban a las muñecas, luego tiraban de la cuerda hasta que la persona quedaba levantada del suelo, hasta romperle los omoplatos.
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“Empetao”: la mujer desnuda era atada boca abajo sobre un banco con las piernas a cada lado. Los interrogadores le introducían a la víctima el cuello de una botella en la vagina, tiraban de ella, esta hacía ventosa y succionaba el utero y las vísceras.
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“El collar eléctrico”: Se colocaba un collar de bolas metálicas alrededor del cuello de la víctima que iba conectado a un cable a través del cual se le administraban descargas eléctricas reguladas en intensidad hasta chanuscar al torturado.
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“La argolla”: colocaban a la víctima desnuda, atada de manos y colgando por un pié en una argolla con la cabeza hacia abajo, sumergiendo la cabeza de la persona a la altura de la nariz en agua y excrementos mientras era azotado. Para poder respirar debían hacer gran esfuerzo.
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“El tizón”: la víctima era atada por las muñecas a un gancho en el techo con los pies en el suelo. Mientras era interrogada por alguna “rosa” se le producían con cigarros o con una plancha de ropa quemaduras en el aparato sexual, el tórax y el abdomen.
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“Quebrantahuesos”: con una tenaza de punta hueca luxaban la falangeta de cada dedo, la falangina y finalmente las falanges. En ocasiones también lo hacían con los dedos de los pies. Con un artilugio denominado “Talón de Aquiles” luxaban todas las falanges de la mano a la vez.
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“El deposito”: Metían al torturado en una sala con poca luz donde estaban los compañeros de la persona, que habían sido asesinados y torturados previamente. En el habitáculo había un fuerte olor a cadáveres en descomposición. Podían pasar ahí varias noches.
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“Echar al cerdo”: En checas como la de San Elías tenían cerdos. La técnica consistía en realizar cortes profundos en las piernas de la víctima a la vez que era lanzado al centro de la piara, los cerdos al percibir el olor de la sangre la agredían a mordiscos hasta comérsela viva.
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Cuando una víctima caía exhausta en el interrogatorio, eran llevadas a la enfermería donde le inyectaban un estimulante: normalmente cloruro de cocaína, por vía intravenosa.
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Esto les provocaba una duradera euforia que permitía seguir con las torturas.#MemoriaHistorica