Es una detrás de otra. Ayer se conoció que los 650.000 test comprados a una empresa china eran defectuosos. La cosa se fue sabiendo por partes ya que primero hablaron de 9000, luego de 50.000 y finalmente reconocieron que eran más de medio millón los test defectuosos. Una chapuza monumental que ha hecho perder un tiempo importante en la lucha contra el Coronavirus.
La Charoministra de Exteriores, en una esperpéntica entrevista llegó a reconocer que les habían engañado y que "hay chollos que luego resultan no serlo". Pese a este engaño, el Frente Popular sigue confiando en esta empresa y ha anunciado que será la que suministrará los nuevos test. Dicen que esta vez sí funcionarán pero de este Gobierno ya se puede esperar cualquier cosa.
Mientras todo esto ocurre el cabreo del personal sanitario va en aumento. La sensación de improvisación es mayúscula y lo peor está por venir. A la crisis sanitaria se sumará una crisis económica brutal provocada por la incapacidad del Gobierno para que las empresas puedan seguir funcionando con normalidad una vez pase todo.